Por Alfredo Carías
La extracción de la minería metálica en países como El Salvador no son viables por sus impactos sociales y ambientales que causan, en comparación con los pocos beneficios económicos que perciben los estados a cambio de impuestos destacan expertos internacionales en un seminario desarrollo en la capital salvadoreña.
La compensación económica a través de la captación de los impuestos que puedan pagar las transnacionales mineras por permitirles explotar los recursos naturales es una apuesta riesgosa considerando la vulnerabilidad social y ambiental de El Salvador, manifestó Rodolfo Bejarano, representante de la Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos Humanos (LATINDADD).
La fiebre del oro trasciende al mundo financiero
El incremento de los precios de los recursos naturales no renovables como el oro ha ocasionado una desproporcionada escalada de corporaciones interesadas en invertir en este rubro, jugando con la especulación financiera, las frágiles economías e institucionalidades de los gobiernos en vías de desarrollo, destacan estudios de organizaciones sociales latinoamericanos.
Factores que impiden una mayor recaudación fiscal
Las transnacionales mineras y petroleras juegan con artimañas fiscales para evadir o eludir impuestos a las arcas de los estados que se traduce en detrimento de menos fondos para proyectos y obras sociales, comenta el economista Rommel Rodríguez, representante de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE). En la gráfica se puede ver que El Salvador figura entre los países con baja tasa de recolección de impuestos a nivel latinoamericano, según estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Entre las estrategias en que se amparan las transnacionales extractivas (mineras y petroleras) están los denominados incentivos a inversión que consisten en tratados bilaterales de protección de inversiones, contratos de estabilidad tributaria, los Tratados de Libre Comercio (TLC), flujos financieros ilícitos que son capitales escondidos en paraísos fiscales en países (como Delaware, Estados Unidos, Suiza, Islas Caimán, entre otros) donde no se lleva control, ni regulación de los impuestos y ganancias de dichas compañías.
Y esta última opción es una modalidad que es una tendencia mundial que aprovechan las compañías mineras para evadir su responsabilidad tributaria en los países donde operan, explico Rodríguez.
En el caso salvadoreño la situación se vuelve aún más complicada por su débil institucionalidad fiscal del Estado que padece, donde dichas anomalías al sistema tributario serían fáciles de manipular por parte de las compañías transnacionales, y para colmo El Salvador ha tenido experiencias negativas en el pasado por su permisividad caracterizada en casos emblemáticos como el reciente hecho de malversación de fondos públicos por parte del ex presidente Francisco Flores, concluyen los expertos.