Desesperada por la conmoción nacional e internacional causada por la conflictividad minera y las injustas demandas contra el Estado salvadoreño, Pacific Rim publicó –el lunes 8 de febrero recién pasado– en los principales periódicos del país un pronunciamiento donde se desvincula de los crímenes contra ecologistas que rechazan la minería metálica en Cabañas.
La empresa, que dice basarse en la protección ambiental y en la solidaridad social, se presenta como víctima de “señalamientos irresponsables y sin fundamento” de grupos apoyados por “organizaciones radicales que tiene por objetivo obstaculizar el desarrollo en El Salvador”.
En su comunicado, la minera canadiense confirma su falta de argumentos y repite las mentiras que utilizó cuando intentó en vano engañar al país sobre los falsos beneficios de la extracción de metales preciosos. Por ejemplo, sostiene que el proyecto El Dorado es un modelo de minería “responsable”, y que aportaría “más del 28% de su producción como ingresos fiscales”.
¿Cree Pacific Rim que la población no supo del secado de afluentes en San Isidro, y que la ciudadanía ignora que la Ley de Minería obliga a las empresas extractivas a pagar sólo el 2% de sus ganancias en regalías?
En tal sentido, el pronunciamiento es irrelevante. Sin embargo, incluye un elemento digno de comentar: Pacific Rim se incrimina en los hechos delictivos que busca desmentir, cuando destaca que “ha fortalecido programas de salud, educación y medioambiente que realizan instituciones privadas, estatales, municipales y adescos, para sumar bienestar en las comunidades”.
¡Fiscalía, tome nota de lo anterior! Pacific Rim admite la acusación que le hace el país entero: haber implementado en Cabañas una estrategia de compra de voluntades, a través de financiamiento de proyectos y otorgamiento de prebendas que causaron división, conflictos y niveles de violencia jamás vistos en las pacíficas comunidades de Cabañas.
Así, en su “aclaración pública”, Pacific Rim más bien reconoce su responsabilidad en los asesinatos, desapariciones forzadas, torturas, atentados y amenazas que han puesto la mirada del mundo en El Salvador. La visita la organización Voces de la Frontera y publicaciones en prestigiosos medios extranjeros, como el periódico británico The Guardian, son las muestras más recientes de esto.
El Presidente de la República, Mauricio Funes, quien se comprometió –durante el acto de inicio del año escolar en Sensuntepeque– a investigar tales crímenes, debe pedir la inclusión de la minera canadiense en la lista de sospechosos.
Por su parte, las autoridades fiscales y policiales tienen que abrir líneas de investigación que identifiquen a los autores intelectuales de los crímenes en Cabañas y, en esto, no pueden olvidar que todos los caminos de la violencia en Cabañas conducen hacia la minería de Pacific Rim y sus lacayos (diputados, alcaldes, etc.).
*Equipo de comunicaciones de la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica.