Mentiras y confesiones

17 de agosto de 2010

La mentira es la base de la estrategia de Pacific Rim. Al gobierno intentó sorprenderlo con mentiras, diciendo que sus actividades no causarían ningún daño, para que le otorgara permisos de explotación minera. Sin embargo, secó afluentes, generó violencia y compró voluntades.

Con mentiras también quiso lograr su “licencia social”, tratando de engañar a las comunidades de Cabañas, y a la población en general, sobre falsos beneficios económicos y aportes al desarrollo. Todos recordamos la feroz campaña publicitaria sobre la “minería verde”, en la que Pacific Rim gastó varios de los 100 millones de dólares que hoy nos exige como indemnización.

La misma estrategia mentirosa usa para sostener su demanda en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre Inversiones (CIADI). Pacific Rim dice que El Salvador violó sus derechos, derechos que nunca adquirió porque los permisos de explotación no son automáticos, sino que dependen de requisitos que Pacific Rim incumplió: no superó las observaciones ambientales, no hizo un estudio de factibilidad y no era propietaria de toda el área donde pretendía operar.

Otra mentira con que Pacific Rim engaña al CIADI consiste en presentarse como empresa estadounidense, para ampararse al Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y República Dominicana con Estados Unidos (CAFTA-DR). Pacific Rim es canadiense, y cambió su nacionalidad después de surgida la controversia legal para demandar al país a través del CAFTA-DR.

Aquí Pacific Rim también miente por omisión: no revela al CIADI que los hechos denunciados son anteriores a la entrada en vigencia del CAFTA-DR. Es decir, oculta otro dato que desvirtúa su demanda: el gobierno salvadoreño negó el permiso de explotación en 2004 y el CAFTA-DR se implementó en 2006; y, al no ser retroactivo, la demanda no procede bajo sus disposiciones.

A diferencia de Pacific Rim, que oculta los pecados que comete, la Embajada de Canadá en El Salvador no tiene vergüenza para admitirlos. En una carta dirigida a la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica, fechada 29 de julio de 2010 y firmada por la embajadora Claire A. Paulin, confiesa que el gobierno canadiense apoya a las compañías mineras.

“El gobierno de mi país ha demostrado mucho interés hacia los retos asociados al desarrollo del sector extractivo en El Salvador y en otras partes del mundo”, razón por la cual –dice– Canadá “impulsa una política de responsabilidad social de las empresas”, estrategias de relaciones públicas y de imagen detrás de las cuales las transnacionales esconden los daños ambientales y sociales que provocan.

Otra confesión que debería indignar al país es el reconocimiento de que el gobierno canadiense presiona al salvadoreño y a los demás que integran el CA-4 para suscribir un tratado de libre comercio que, en opinión de la Mesa frente a la Minería, podría favorecer a las empresas extractivas canadienses: Pacific Rim, Gold Corp, Barrick Gold, etc.

“Canadá considera importante continuar avanzando en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con el grupo del CA-4, pues se espera que dicho acuerdo traiga beneficios para todos los participantes”, reza la nota, la cual responde a una misiva que la Mesa entregó a la Embajada de Canadá el pasado 22 de julio, donde le pide abstenerse de apoyar a Pacific Rim y de imponer el referido tratado comercial.

*Equipo de comunicaciones de la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica.